Tesis fin de Master de Luis Bretón Belloso ETSAM año 2014.
OBSOLESCENCIA AFECTIVA Parador ARISTON, Ruta provincial 11, playa de
la Serena, Mar del Plata, Argentina…el parador Ariston fue diseñado por Marcel
Breuer junto a los arquitectos locales Carlos Coire y Eduardo Catalano,
financiado por la Universidad de Buenos Aires y construido en 1.948 con el fin
de acoger reuniones sociales, bailes, cocteles, etc. En un lugar despoblado por
entones, su innovador diseño en forma de trébol permitía observar el mar y las
dunas circundantes. Es uno de los escasos ejemplos, junto con la Casa Curuchet,
de obras realizadas en Sudamérica por los “arquitectos estrella” del movimiento
moderno. En este caso, tanto la estructura, realizada mediante doble losa de
hormigón armado, como los muros cortina que constituían sus cerramientos ya
eran soluciones constructivas ampliamente probadas por la industria de la
época. Así que no fueron motivos constructivos los que propiciaron su ruina.
Desde los años 70 el edificio se ha ido alquilando y realquilando como
restaurante y sufrido obras de reforma y ampliaciones que no han respetado la
singularidad ni el valor del edificio. Desde 1.993 se encuentra abandonado y
siendo víctima habitual del saqueo y el vandalismo, sin ninguna protección
patrimonial por parte de las autoridades. En el año 2.007 y motivado por una
denuncia, se realizó un informe de la situación del parador que firmaba así el
arquitecto argentino Enrique Mandía: “…de nuevo la desidia y la
irresponsabilidad de todos, la actitud de no decir nada y hacer mucho menos.”
“El proceso es siempre el mismo y se origina por el desconocimiento, la
ignorancia y el desapego a la historia de la arquitectura moderna.” Esta es una
nueva forma de obsolescencia. El desapego o la desafección que la arquitectura
moderna y la sociedad soportan. No existe una conciencia social del significado
de estas obras modernas. Ni mucho menos una sensibilidad para apreciar su valor
cultural. Su cercanía en el tiempo no ha posibilitado la configuración de una
perspectiva histórica que sea capaz de interpretar lo que esta arquitectura
representa. Juan Calduch Cervera lo explica en términos de “perdida de
carácter”. Y cómo la arquitectura moderna renunció conscientemente a un mínimo
simbolismo en su forma que posibilitara al usuario reconocerse en ella. Según
Calduch la arquitectura moderna no supo o no quiso transmitir de modo eficiente
sus ideas y propuestas a través de sus formas. Esto, evidentemente, las condena
al destierro de cualquier presupuesto público
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