viernes, 5 de mayo de 2017

e-ArquiNoticias N° 36 nota Parador Ariston Ruina moderna nota N| 1

Tesis fin de Master de Luis Bretón Belloso ETSAM año 2014.

OBSOLESCENCIA AFECTIVA Parador ARISTON, Ruta provincial 11, playa de la Serena, Mar del Plata, Argentina…el parador Ariston fue diseñado por Marcel Breuer junto a los arquitectos locales Carlos Coire y Eduardo Catalano, financiado por la Universidad de Buenos Aires y construido en 1.948 con el fin de acoger reuniones sociales, bailes, cocteles, etc. En un lugar despoblado por entones, su innovador diseño en forma de trébol permitía observar el mar y las dunas circundantes. Es uno de los escasos ejemplos, junto con la Casa Curuchet, de obras realizadas en Sudamérica por los “arquitectos estrella” del movimiento moderno. En este caso, tanto la estructura, realizada mediante doble losa de hormigón armado, como los muros cortina que constituían sus cerramientos ya eran soluciones constructivas ampliamente probadas por la industria de la época. Así que no fueron motivos constructivos los que propiciaron su ruina. Desde los años 70 el edificio se ha ido alquilando y realquilando como restaurante y sufrido obras de reforma y ampliaciones que no han respetado la singularidad ni el valor del edificio. Desde 1.993 se encuentra abandonado y siendo víctima habitual del saqueo y el vandalismo, sin ninguna protección patrimonial por parte de las autoridades. En el año 2.007 y motivado por una denuncia, se realizó un informe de la situación del parador que firmaba así el arquitecto argentino Enrique Mandía: “…de nuevo la desidia y la irresponsabilidad de todos, la actitud de no decir nada y hacer mucho menos.” “El proceso es siempre el mismo y se origina por el desconocimiento, la ignorancia y el desapego a la historia de la arquitectura moderna.” Esta es una nueva forma de obsolescencia. El desapego o la desafección que la arquitectura moderna y la sociedad soportan. No existe una conciencia social del significado de estas obras modernas. Ni mucho menos una sensibilidad para apreciar su valor cultural. Su cercanía en el tiempo no ha posibilitado la configuración de una perspectiva histórica que sea capaz de interpretar lo que esta arquitectura representa. Juan Calduch Cervera lo explica en términos de “perdida de carácter”. Y cómo la arquitectura moderna renunció conscientemente a un mínimo simbolismo en su forma que posibilitara al usuario reconocerse en ella. Según Calduch la arquitectura moderna no supo o no quiso transmitir de modo eficiente sus ideas y propuestas a través de sus formas. Esto, evidentemente, las condena al destierro de cualquier presupuesto público

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